Rabietas

Todos los padres hemos presenciado en alguna ocasión, verdaderos ataques de rabia en nuestros hijos. Probablemente, las pataletas son una de las características más sobresalientes en el niño de 1 a 3 años de edad. Sin embargo, pueden verse en un rango tan amplio como desde los 6 meses hasta los 6 años, me atrevería a decir que en muchos casos persisten en la edad del adulto.

Basta observar a una persona golpeando la máquina de los refrescos al tiempo que vocifera «se trago la moneda» para darnos cuenta de esta realidad. Sea como fuere, el origen de las rabietas guarda estrecha relación con algo que el niño no ha logrado hacer, conseguir, o expresar y que por lo tanto le crea frustraciones.

Un niño puede frustrarse porque no consiguió colocar 2 piezas de un juego juntas, o porque sus padres no entienden lo que está tratando de decir.

Niños más grandecitos pueden frustrarse cuando no les sale la tarea. Otro grupo de ellos lo hace para llamar la atención o salirse con la suya. En general, las rabietas tienden a aumentar cuando el pequeño se encuentra: cansado, hambriento o enfermo.

La frecuencia con que suceden estas pataletas es de 14% en niños de 1 año, 20% en los de 2 a 3 años y de 11% en los de 4 años. Afortunadamente, a medida que el niño madura y se desarrolla, estas rabietas disminuyen, aunque como ya se mencionó a algunos les queda este temperamento explosivo.

La aparición del lenguaje contribuye a la disminución de estos ataques, pues al poder verbalizar su frustración, el niño se descargará hablando y no a través de respuestas físicas. Es importante que los padres entiendan que las pataletas son bastantes frecuentes y si bien puede que no sean placenteras se las debe considerar como una faceta importante en el desarrollo de sus hijos, ya que si son bien llevadas les enseñarán a controlarse.

Un episodio típico comienza cuando el niño se frustra o altera si no puede hacer u obtener lo que desea, o ser disciplinado etc, a continuación, el jovencito comenzará a llorar a gritos, la intensidad irá aumentando y culminará arrojándose en el piso dándole golpes al suelo con las manos, los pies y algunos con la cabeza.

Los padres responden automáticamente con algunas respuestas como podrían ser: gritarles con rabia, disciplinarlos físicamente o entonces ignorarlos completamente.

El momento es siempre desagradable para todos, incluyendo a los ajenos, quienes comentarán en voz baja «que malcriado tienen a ese niño».A continuación ofrezco varias alternativas para aminorar y en algunos casos controlar, las pataletas en sus hijos:

Minimiza la necesidad de decir «no», reorganizando tu casa, de forma tal que aquellos objetos o muebles que no quieres que toque, estén fuera del alcance del niño.

Ofrécele dos opciones para que sea él quien escoja, por ejemplo: ¿Quieres naranja o banana?

Aprende a distraerlo, una vez que la frustración comienza, dirige la atención del niño hacia otra actividad menos frustrante y atractiva.

Cuando un niño de 2 a 6 años explota en una rabieta, ignóralo, obsérvalo, pero sin prestarle atención.

Algunos de estos preescolares necesitarán ser abrazados fuertemente al tiempo que se les dice «trata de controlarte», con voz tranquila y firme.

Escoge las batallas cuidadosamente, no lo regañes por tonterías, sin embargo si se trata de situaciones que pongan en peligro la seguridad del niño debes ser firme y consistente.

Utiliza palabras como «estás fuera de control» o «descontrolado» no lo describas durante las rabietas como a un niño «malo» o «loco».

Para niños más grandecitos (5 o 6 años) establece la regla de que se quede en su cuarto hasta que recobre el control.

Una vez que esto suceda, el niño merecerá un abrazo y podrán hablar sobre lo sucedido, sin embargo, no debes ceder a la proposición original que desencadenó la rabieta.

Estos niños de temperamento explosivo, necesitan estimulación positiva, sus buenas conductas y esfuerzos por controlarse deben ser elogiados y premiados por sus padres mediante abrazos y comentarios agradables que refuercen su actuación.

Así pues los padres deben entender que esta etapa del desarrollo en sus hijos no es fácil y requiere de comprensión y paciencia.

Cuando el niño haga una pataleta, no le responda con otra, por el contrario, demuéstrele control y calma.

Para finalizar, recuerde que todos los niños son únicos y diferentes, por lo tanto, las sugerencias mencionadas puede que no se ajusten a tu realidad familiar, sin embargo, después de leerlas entenderás mejor como enfrentar y controlar las rabietas en tus hijos.