Rivalidad entre hermanos

La rivalidad hacia el recién nacido es un fenómeno muy común entre los niños. Para las criaturas más pequeñas es una experiencia muy estresante adaptarse a la presencia de una nuevo bebé en la casa.

Conviene preparar a todos los miembros de la familia para que la transición sea lo más armoniosa posible. Aquí te mencionamos algunas sugerencias para que te facilites ese proceso de adaptación:

-Visita las librerías y bibliotecas para que encuentres información sobre cómo preparar a los hermanos mayores al encuentro con el recién nacido. Existen en el mercado muchos títulos disponibles. Los niños amarán leerlos, sobre todo porque se refieren a ellos.

-Muchos centros de planificación familiar y hospitales ofrecen cursos o talleres para las familias. Inscribe a tus hijos en esos programas porque los instructores los enseñarán cómo tratar al nuevo miembro del grupo.

-Enseña a tus hijos que el recién nacido es muy frágil y pequeño, que podría llorar mucho y que no podrá jugar con ellos durante largos ratos. Estos mensajes impedirán que los niños se desilusionen porque imaginaron que tendrían un compañero de juegos instantáneamente. Sin embargo, puedes pedirle a tus hijos grandes que te ayuden a cuidar al recién nacido tan pronto como regreses a casa después del alumbramiento. Por supuesto, siempre bajo la supervisión de un adulto. Ocuparse del bebé, de vez en cuando, hará sentir a los hermanos mayores como parte importante de la familia y no se sentirán rechazados o excluidos del cuidado del nuevo bebé.

-Cuando llega una nueva criatura, ocurre un reacomodo de las funciones de todos los miembros de la familia. Con frecuencia los hijos mayores sentirán celos del más pequeño. Ayúdalos a salir de esa dificultad tan pronto como sea posible. Déjalos sentirse importantes. Recuérdales a tus hijos que el nuevo bebé es una persona adicional a la familia y que no reemplazará a nadie.
Los niños pequeños pueden colaborar, seleccionando la ropa que usará el recién nacido.

-Reserva tiempo suficiente para hacerte cargo de tus hijos. Toma un helado con ellos, léeles un libro de cuentos o invítalos a dar un paseo. Asegúrate de mantener una relación especial con tus niños, abrázalos, acaricialos y bésalos. El contacto físico siempre será indispensable, así como el reconocimiento verbal.

-Es posible que tus niños mayores tengan una regresión a su estado infantil. Algunas veces comienzan a imitar los sonidos del bebé. Permíteles comportarse así. También verás como juegan igual que un bebé, pidiendo que les cambies los pañales, los arrulles en la cuna o les des biberón. Eventualmente, esta conducta es pasajera, ¡no te alarmes!