Guarderia

El cambio de estilo de la vida familiar en el cual la madre ha pasado a tener una actividad productiva que la aleja de la casa por casi el mismo tiempo que el padre, ha convertido a las guarderías en el nuevo hogar de infinidad de niños. Es una «solución» con una triste consecuencia, ya que los pequeños se exponen a un número creciente de gérmenes patógenos a edades cada vez más tempranas.

La carencia de personas íntegras, o algún familiar como sucedía en tiempos lejanos, que pudiera cuidar a los niños en su casa antes de la edad escolar, unido al factor económico, ha obligado a los padres a inscribir a sus hijos en dichas casa de cuidado diario y así la pareja logra un salario decente que les garantice una mejor calidad de vida.

Este alerta , merece la orientación, para quien el problema está centrado en la carencia de ambiente físico de algunas guarderías y las condiciones higiénicas inadecuadas presentes bien por limitaciones presupuestarias, o por ignorancia de los responsables.

La idea no es juzgar, sino orientar como mejorar el área donde buena parte de la población deja a su hijos confiados en su bienestar y la capacitación del personal entrenado a fin de que sepan cubrir las necesidades emocionales del niño.

«Todos sabemos cómo mejoran socialmente los niños que acuden a las guarderías, amén de otros beneficios, pero no podemos obviar detalles capaces de tornar la experiencia en algo perjudicial para la salud del bebé. Para tener una breve idea de la cantidad de gérmenes transmisibles en guarderías, mencionamos algunos de ellos».

Por contacto directo: Estreptococo, Estafilococos, Herpes, escabiosis (sarna) y pediculosis (piojos). Por la respiración: Hemofilus-influenzae, Neisseria meningitidis, Bordetella pertusis (tosferina), Mycobacterium tuberculosis, Adenovirus, paperas, rubéola, etc. Por vía fecal: Salmonella, Shigella, Escherichia coli, Rotavirus, hepatitis, amibiasis, Giardia y otras.

Principales Exigencias

El certificado de vacuna vigente, lavar los juguetes con agua y cloro (1 taza de cloro disuelta en 3.5 litros de agua) tres veces al día; notificarle a los padres sobre cualquier enfermedad, o conducta diferente que presente el niño.

Lavarse bien las manos antes y después de cambiarle los pañales.

Utilizar agua filtrada y hervida para el consumo de todos.

Contar con el número de baños adecuados al número de niños asistentes a la guardería de manera que el control de excretas y la higiene sea el apropiado.

Vigile cómo el personal conserva y manipula los alimentos, así como la costumbre de lavarle las manitos antes de comer.

Revisar el espacio físico y garantizar la ausencia de peligros potenciales como: esquinas agudas de muebles, tomacorrientes desprotegidos, cocina, ventanas, agua caliente, etc., que puedan poner en peligro al bebé con su natural curiosidad.

Realizar cursos de actualización para el personal sobre el desarrollo y la conducta infantil, sin olvidar los de primeros auxilios para enfrentar situaciones de emergencia como atragantamientos (respiración boca a boca, etc.).

El local debe contar con salidas de emergencias y extinguidores de incendio.

Es positivo separar los niños por edades y nivel de desarrollo.

Devolver al niño a su hogar en caso de acusar señales de enfermedad y notificarlo a su pediatra.