¿Son confiables los certificados en los alimentos orgánicos?

Durante el embarazo es muy importante comer sano, no solo por razones de cuido del bebé y de la madre, sino porque luego quedan «esos kilos» que nunca podrá eliminar.

Alimentos sanos no son solamente los que usted sabe y conoce que cumplen estándares mínimos. También están, y por montones en el supermercado, alimentos con certificado orgánico.

Podría asumir que los alimentos son libres de pesticidas y transgénicos (GMO), pero más allá de eso, también esperaría que se hubieran producido con los más altos niveles de calidad e integridad; por ejemplo, permitirles a los animales el acceso a pasturas, aire fresco y luz solar.

Por desgracia, tales suposiciones no siempre son precisas, ya que existe un amplio rango de calidad entre los productos orgánicos, y estas discrepancias podrían ser, al menos en parte, responsables de la integridad (o carencia de ella) de los certificadores orgánicos, de acuerdo a lo que sugiere un informe provocador del Instituto Cornucopia, que es un grupo de interés público.

El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) establece estándares como parte de su Programa Nacional Orgánico (NOP), y estos estándares deben cumplirse para que un alimento sea certificado como orgánico.

Los certificadores orgánicos tienen la tarea de visitar granjas y empresas para inspeccionar sus operaciones, pero los productores pueden elegir sus propios certificadores y pagar una tarifa por sus servicios, lo cual podría crear un panorama propicio para posibles conflictos de interés.

Algunos certificadores orgánicos ‘traicionan la esencia del concepto orgánico’

El Instituto Cornucopia concluyó que, «cuando los agricultores presionaron al Congreso para aprobar la Ley de Producción de Alimentos Orgánicos en 1990, su intención era crear un mercado de competencia equilibrada y asegurar la credibilidad del etiquetado orgánico frente a los consumidores.

Por desgracia, la mala supervisión del USDA sobre los certificadores externos acreditados por el gobierno federal sentó las bases para la producción ilegal de ‘granjas industriales’ que ahora predominan en la canasta orgánica del mercado con un valor de 50 000 millones de dólares».

Las desigualdades en la competencia comercial es el resultado de las amplias interpretaciones de los estándares orgánicos de algunos certificadores; en particular, con respecto a la producción de leche y huevos «orgánicos», así como en los cultivos hidropónicos, que son plantas cultivadas sin suelo, en un medio líquido.