¿Cómo evitar los conflictos entre hermanos?

La llegada de un nuevo miembro en la familia, puede provocar serios cambios en la rutina y en el desempeño de ciertos roles. Un hermano mayor puede sentir celos o andar malhumorado porque sus padres ya no le prestan atención como antes. Es muy común que cuando los niños se llevan tres o menos años de diferencia, surjan pequeñas discusiones que pueden convertirse en un martirio para todos.

Sin importar la edad de los hijos, es conveniente que los padres, dediquen suficiente tiempo para escucharlos y darles demostraciones de afecto. Es seguro que los niños preguntaran y pelearan, con frecuencia, por saber a quién estiman más mamá y papá. Responder esta y otras preguntas similares puede desatar un verdadero lío emocional y psicológico. Comúnmente, los padres prefieren no responder y, en casos extremos, los mimos y atenciones a determinados miembros de la familia son tan exagerados, que los hechos hablan por sí solos.

¿Por qué se pelean?
-Porque no entienden el concepto de compartir. Los pequeños suelen discutir por la posesión de los juguetes. Les cuesta mucho prestarlos porque tienen la sensación de que significa regalarlos. Es importante enseñarles que compartir no significa perder un objeto.
-Pueden reñir para tener un lugar privilegiado dentro del escalafón familiar. El hermano mayor quiere mantener sus privilegios ante sus hermanitos, dejándole a este muy claro que él puede mandar más por el simple hecho de ser mayor en edad y altura. Asimismo, el más pequeño querrá disfrutar de las ventajas de su hermano.

Sugerencias para disminuir los enfrentamientos

-No obligues a tus hijos a competir entre ellos, evita las molestas comparaciones. Recuerda que cada niño es diferente y tiene habilidades distintas.
-No trates que se parezcan a ti. Es probable que no se acuesten cuando tu quieras porque sus respectivos ritmos biológicos no funcionan de la misma forma que un adulto. Intenta conversar con ellos en función de sus necesidades y la edad que tengan.
-Anímales a desarrollar sus personalidades e inclinaciones individuales. Aunque resulte cómodo que los niños practiquen el mismo deporte o las misma clases de música, es conveniente que cada quien tenga sus propios horarios y rutinas.
-El aburrimiento es uno de los detonantes más frecuentes de la discusión. Los pequeños necesitan pasar de una actividad a otra rápidamente, porque sus capacidades de atención no están muy desarrolladas. El cansancio también es una causa muy común de las peleas domésticas.

Sistema de premios y recompensas

-Cuando tus hijos sean capaces de llegar a un acuerdo sin que tengas que intervenir como un árbitro, es apropiado sorprenderlos con unos obsequios o detallitos especiales. Aprenderán que cooperar tiene consecuencias satisfactorias.
-Evita hablarle a los parientes y amigos sobre la conflictividad entre tus hijos, más aún si ellos están presentes. Por el contrario, elogia públicamente lo maravilloso que son tus niños al tratarse con amabilidad y colaborar en la casa.
– Instruye al hermano mayor para que tenga paciencia con su hermanito, prémiale cuando cumpla las reglas de convivencia.
Finalmente.
Piensa que la mejor táctica para intervenir en una discusión infantil es esperar 5 minutos (a ver si se arreglan), separarles y dejarles jugar solos durante un rato. Ellos se reconciliarán cuando descubran que es más divertido jugar en compañía de otros.