Proteínas y radicales libres que produce el embrión permiten predecir el embarazo

Una de las líneas de investigación en la que más recursos se está invirtiendo en el campo de la Reproducción Humana es el perfeccionamiento de la selección embrionaria. Recientemente, la aplicación de la Inteligencia Artificial para conseguir automatismos en la elección de los embriones o el análisis genético han supuesto un paso adelante en el perfeccionamiento de la selección y, por lo tanto, de la mejora en los resultados.

En el marco del 35º Congreso de la ESHRE, celebrado este año en Viena, IVI ha presentado dos estudios relacionados con el análisis del medio de cultivo de los embriones, basado en analizar el entorno para conocer con el mayor acierto posible la calidad de los embriones y, por lo tanto, aumentar las probabilidades de éxito que la paciente puede tener durante el tratamiento.

En el primero de los estudios presentados al respecto, Protein profile of euploid single embryo transfer reveals differential patterns among them”, desarrollado en IVI Valencia entre septiembre de 2017 y marzo de 2018, sobre una muestra de 81 ciclos preparados para la transferencia de un único embrión (Single blastocyst transfer – SET), se han analizado las proteínas que segrega el embrión al medio de cultivo. 

“La importancia de este estudio radica en que son embriones que ya han sido testados genéticamente con resultado euploide. Tiene más valor ya que, a pesar de ser embriones seleccionados genéticamente, no todos consiguen implantar, por lo que la idea es mejorar el proceso de selección gracias al análisis de las proteínas. En este estudio hemos recurrido a la ayuda, en parte, de inteligencia artificial unida a las imágenes que obtenemos mediante el Embryoscope y el Geri (dos modelos de incubadores cinematográficos), desarrollando un método que combina imágenes con el método de selección proteica”, comenta Marcos Meseguer, investigador principal del estudio y director de investigación de IVI Valencia.

“Confirmamos una secreción significativamente alta de IL-6 y IL-8 en embriones en crecimiento, destacando el potencial de estas moléculas durante el desarrollo de los mismos. La mayoría de las concentraciones de proteínas presentaron un patrón de valores más altos en blastocistos eclosionados”.

El segundo de los trabajos presentados, High culture media oxidative profile as a biomarker of good quality embryos: a non-invasive tool to select the embryo to transfer, se basa en el estudio del cultivo cuando éste se realiza de forma múltiple, en situaciones en las que se encuentran entre 10 y 12 embriones en la misma gota, con el objetivo de analizar si el perfil oxidativo puede ser un buen biomarcador para determinar la calidad de los embriones.

Según Meseguer, “valoramos cuando se cultivan todos los embriones resultantes juntos, detectando que existe un perfil oxidativo diferente cuando los embriones son de calidad y cuando existen parámetros que hacen que los embriones no sean viables. Hemos desarrollado un método para valorar el entorno donde crecen muchos embriones.

Al no desarrollar un estudio individual, hemos analizado la oxidación que se genera como valor medible en el medio donde se cultivan. Cuanto más activos son los embriones y de mayor calidad más oxidación generan dentro del medio de cultivo, lo que indica que van a estar mejor capacitados para realizar la transferencia y asegurar una mejor tasa de éxito en el ciclo para la paciente. Por el contrario, en los criterios de clasificación, el nivel de estrés oxidativo disminuyó a medida que la calidad del embrión empeoró”. 

El trabajo presentado, desarrollado igualmente en IVI Valencia, ha analizado entre mayo de 2017 y diciembre de 2018 una muestra de 683 embriones de un total de 174 ciclos llevados a cabo mediante Fecundación in Vitro (FIV).