Embarazadas pueden hacer ejercicio

Los días en que los doctores recomendaban a las mujeres embarazadas tomar su condición con calma y olvidarse de alguna práctica física han quedado en el pasado. Mientras ciertas incertidumbres acerca del ejercicio físico aún persisten, los expertos señalan que las mujeres en espera pueden agacharse y estirarse tanto como quieran.

Una embarazada que sea saludable puede desde el punto de vista del ejercicio «hacer más cosas que una mujer que no está embarazada» señala Cindy Shoenhair, quien dirige Fit Mons (Mamás en forma) un programa de aeróbicos y un sitio Web. «Estamos tratando de disminuir las limitaciones. A las mujeres siempre se les ha dicho las cosas que no pueden realizar. Con supervisión apropiada, pueden en algunos casos mantener el mismo plan que tenían antes del embarazo», añade Sheila Watkins, quien dirige Healthy Moms (Madres Saludables), un programa de entrenamiento y ejercicios para embarazadas.

Mientras, el ginecólogo y obstetra Robert Gallo de la ciudad de Nueva Jersey, concuerda con lo anterior. «Mientras ellas gocen de buena salud, ejercicios como hacer una caminata, natación o montar una bicicleta estacionaria son actividades altamente recomendables. Yo recomendaría a las mujeres mantenerse alejadas de las actividades de alto impacto, pero una mujer puede salir a caminar incluso hasta el final de su embarazo».

Todos los expertos coinciden en que las embarazadas nunca deben comenzar un programa de ejercicios sin la aprobación de su médico. Ciertas condiciones como la tendencia a una presión elevada durante el embarazo, prohibe el ejercicio. Incluso para las embarazadas en buen estado de saludo existen precauciones.

Johnathon B. Smith, del Smith Family Chiropractic Cardiac en California dice que una de ellas se centra en el suministro de sangre, ya que la demanda aumenta durante el embarazo y el latido del corazón se puede incrementar en 15 latidos por minutos. Esta es la razón por la que expertos advierten a las embarazadas acerca de hacer ejercicios mientras permanecen acostadas.
«Nadie quiere poner a una embarazada acostada sobre su espalda después del primer trimestre ya que las arterias de las extremidades pueden ser obstruidas por el peso del útero», dice Witkins. De igual forma, en climas de altas temperaturas, la hipertermia es una preocupación.

Estudios recientes han demostrado que la temperatura del organismo se eleva durante el embarazo. Sin embargo, si una embarazada «se mantiene bien hidratada y no realiza ejercicios en temperaturas de 30 grados, no hay mucho de que preocuparse en cuanto al aumento de la temperatura», dice Witkins. Cambios biomecánicos que el cuerpo experimenta durante el embarazo pueden también potenciar problemas en los músculos y los huesos, dice Smith. Existe un cambio en el centro de gravedad, y la expansión del útero fuerza las costillas hacia arriba colocando mucha presión sobre la pelvis y la baja espalda.

Las coyunturas, también son susceptibles. «La misma hormona que causa el relajamiento del útero para que este pueda crecer, también actúa sobre los tejidos de conexión en las coyunturas», dice Shoenhair.
Por esta razón, los ejercicios -particularmente aquellos de peso descansado deben ser monitoreados por un profesional y modificados con frecuencia, sostiene. Estudios sobre el efecto del ejercicio de la madre sobre la salud del bebé y su relación con el periodo de gestación y el parto no han sido concluyentes. Shoenhair sostiene que las madres que se ejercitan durante el embarazo tienen bebés con un grado ligeramente inferior de grasa corporal.

No obstante, los posibles beneficios de esta diferencia no han sido determinados. Una cosa es clara: las embarazadas deben comer antes de ejercitarse «Se deben mantener los niveles de azúcar, en consecuencia se debe ingerir una mezcla de proteínas y carbohidratos».